¿Es posible cesar en la obligación de prestar la pensión alimenticia?

Recientemente hemos asistido a la sentencia 27 de octubre del 2020 (disponible en su totalidad aquí) dictada por la Audiencia Provincial Navarra de la extinción de la pensión de una hija que no quería relación con su padre. La hija, mayor de edad, declaró en el juicio que no quería tener ninguna relación con su padre. Afirmó que la única relación que deseaba con su progenitor era el pago de la pensión.

¿Cuáles han sido los antecedentes?

En 2014, al alcanzar la mayoría de edad, la hija no sólo invirtió sus apellidos, sino que escribió un libro en el que mencionaba que no tenía padre. Aunque para el tribunal navarro, estos actos carecen de la proporcionalidad suficiente como para suponer la ruptura absoluta y completa de las relaciones paterno-filiales, sin embargo, en el juicio, la hija expuso de manera clara, firme y taxativa no querer tener relación ni trato con su padre. El único contacto que quería, expuso, es que le pasase la pensión. Aunque la hija alegaba haber sufrido amenazas, chantaje emocional, gritos y malas palabras, el juez no considera probadas ningunas de estas acusaciones.

¿Qué es lo que ha hecho que el Tribunal Supremo haya sentenciado a favor del padre en este caso?

Según la doctrina del Tribunal Supremo, para apreciar la extinción de la pensión debe de existir una falta de relación manifiesta entre el padre (o madre) y la persona que recibe dicha pensión, siendo imputable la falta de relación al pensionista. Bajo esta premisa, la Audiencia Provincial, atendiendo a todos los datos de este caso, concluye que la absoluta falta de relación entre padre e hija es relevante, y es imputable única y exclusivamente a la voluntad de la hija, que debe asumir las consecuencias de sus actos y de las decisiones adoptadas como persona mayor de edad.

En consecuencia, el Tribunal Supremo, estimó la demanda y acordó la extinción de la pensión alimenticia desde la fecha de la sentencia de apelación.